Datos del “Observatorio Mujer Empresa”

Según el informe publicado por Business Insider, con fecha 26 de enero de 2019, basado en datos del INE con respecto a la brecha salarial:

En Euskadi las mujeres cobran de media 6.752 euros menos que los hombres al año pero, ¿de dónde viene esta discriminación salarial?

El economista Henrik Kleven elaboró una poderosa gráfica que revela el principal y preocupante origen de la brecha salarial.

Basta con mirar las cifras para comprobar que la brecha salarial sin ninguna duda existe, la cuestión es ¿por qué existe? El economista Henrik Kleven empezó un estudio destinado a averiguar cuál es el origen de la brecha salarial, y los resultados fueron reveladores y preocupantes: las principales afectadas por la brecha salarial son las mujeres que tienen hijos.

Kleven estudió el impacto que tenía tener un bebe sobre el salario de los trabajadores y trabajadoras, representando en la gráfica cómo evolucionaba el salario que percibían los empleados que tenían hijos frente a los que no: Mientras que el impacto de tener un bebe en el salario del hombre es casi imperceptible, en el caso de las mujeres la diferencia es abismal. Y todo esto tomando como referencia Dinamarca, donde los permisos por maternidad y paternidad están entre los mejores del mundo.

Otros estudios también han demostrado esta causa de la brecha salarial en el pasado, al revelar que esta diferencia salarial se acentúa más cuando las mujeres tienen treintaipocos años, coincidiendo con la edad a la que suelen tener hijos.

Kleven explicó en una entrevista con CNBC que no está claro por qué impacta más a las mujeres el hecho de tener un hijo en un país en el que las condiciones de baja maternal y paternal son muy equitativas.

No obstante, barajan dos posibilidades: la tendencia de algunas empresas a no ofrecer ciertos puestos a las mujeres por considerar que son las que se ocupan más del cuidado de los hijos; o bien una cuestión de preferencias, por el que la mujer podría dar prioridad al cuidado del menor frente al trabajo. Sin embargo, Kleven deja claro que se desconoce si esa preferencia es innata, o si más bien se trata de una regla social impuesta y equívoca.

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