En las empresas nos falta mucho feminismo

Esta tarde, en el Palacio Euskalduna se derribarán algunos muros. Muros que frenan a las mujeres en sectores con predominio de varones pero que, paradójicamente, también han sido levantados por manos femeninas. «Nos sobran estereotipos y nos faltan referentes. Hay mujeres líderes también en esos sectores. Mujeres que no han roto un techo de cristal; han reventado uno de hormigón», subraya Marta Aburto, gerente y directora de la aseguradora Segaser y miembro de la junta directiva de la Asociación Mujeres Empresarias y Directivas de Bizkaia, que hoy reúne en el foro 'Mujeres líderes en sectores y puestos directivos masculinizados' a directivas de Sidenor, Excavaciones y Obras de Diego y Health & Safety para empezar a derribar esos muros.

-  ¿En qué porcentajes nos movemos para decir que un sector está masculinizado?

-Podemos hablar de masculinizado o feminizado en los mismos términos: cuando quienes trabajan en un sector son mayoritariamente hombres o mujeres. Aquí hay diferentes datos, pero hablaríamos de un reparto de puestos del 65%-35%. Es la cifra que se pone como referencia, pero en algunos casos, como podría ser el la construcción, la disparidad puede llegar al 90% o incluso al 95%. Son sectores en los que hay acuerdos salariales que establecen diferencias, en los que las condiciones laborales son muy duras para quienes pertenecen al género menos representado, que además están muy desprestigiados.

- ¿Hay sectores en los que las mujeres podríamos pero no queremos entrar?

-Ese no querer viene dado por la educación de género, que va alejando a las mujeres de determinados sectores desde que somos jóvenes. El otro día oí en una charla que el problema ya no son los techos de cristal sino los pasillos de cristal: entra en cualquier juguetería y verás cómo nos vamos 'apasillando'. Cambiar esa educación es la base para que las mujeres quieran desempeñar algunos trabajos. Antes la fuerza física podía ser un factor determinante, pero ahora… ¿Por qué no puede una mujer apretar el botón de una carretilla eléctrica? ¿Qué fuerza hace falta para eso? Pero es una cuestión cultural y tardaremos aún mucho en pensar que una mujer puede pintarnos la casa tan maravillosamente como un hombre.

- ¿En su trayectoria personal puede determinar un momento en que ser mujer le haya perjudicado? ¿O que le haya beneficiado?

-Nunca me ha beneficiado. El seguro es un sector muy masculinizado. Aunque las mujeres ocupan el 55% de los puestos, sólo un 15% desempeñan cargos directivos. Y, por sesgo cultural, porque los hombres están más cómodos entre hombres, las mujeres no formamos parte de esos 'momentos gin tonic' en los que se cuajan muchos acuerdos. Pero también creo que, aunque despacio, algo está cambiando. En abril, Axa nombrará consejera delegada en España a Olga Sánchez; será la primera mujer que ocupe ese cargo en una aseguradora española.

- En estos sectores masculinizados, ¿qué es más difícil, emprender o ascender?

-Ascender, indudablemente. Quienes emprenden tienen empuje, ilusión y determinación para enfrentarse a lo que ya saben que hay. Ascender en cambio implica chocar contra una estructura asentada desde hace mucho que es muy difícil forzar.

- ¿Está a favor de las cuotas?

-Totalmente. Me parecen imprescindibles. Realmente yo pienso que las cuotas ya existen. Las tienen los hombres, pero ya existen. Creo que se acabaría con muchos puestos mediocremente desempeñados si se impusieran. Entrarían muchas mujeres que tienen valía y saldrían muchos hombres que están ahí por ese sesgo cultural que tenemos todos. Todos tendemos a rodearnos de iguales y hay muchos hombres que han sido contratados por hombres sólo por ser hombres, pero no por méritos profesionales. Hasta que las cosas se ajusten las cuotas son imprescindibles. El otro día en un foro oí decir que habría que estar violentamente a favor de las cuotas… Y lo decía un hombre

- ¿No teme el lado negativo, que se entienda que algunas mujeres han accedido a determinados puestos por una cuestión de imagen? ¿O que haya mujeres que accedan a puestos que no merecen?

-Cuando se toman estas medidas a veces ocurren cosas que no son justas, pero es que también ahora suceden cosas que no son justas y las víctimas estamos siempre en el mismo lado. Hace un siglo que las mujeres tenemos acceso a la educación superior y hace veinte años que hay más chicas que chicos en las aulas de la Universidad. Es decir, cuantitativamente somos la mitad de la sociedad y cualitativamente (si nos fijamos en la población que tiene estudios) somos más de la mitad, pero eso no se refleja en la sociedad. Algo se está haciendo mal cuando entre los representantes del G20 sólo hay dos mujeres siendo evidente que es imposible que eso sea representativo. Pero tenemos un tapón cultural que es muy difícil de cambiar.

- ¿Políticamente se puede hacer algo?

-Por supuesto, lo privado también es político. Así que las mujeres deberíamos hacer un esfuerzo por estar en política. Nos falta unión; nos hacen falta asociaciones, como las que han tenido los hombres, que nos den seguridad y apoyo. Y por denostado que esté el término, nos falta mucho feminismo. Pero bien entendido. Es el único movimiento reivindicativo que ha conseguido cosas pacíficamente, sin dejar ninguna víctima en el otro lado. Hay que luchar por darle ese valor real de búsqueda de la igualdad entre hombres y mujeres. Es humanismo.

- Desde este 8 de marzo todo el mundo es feminista. ¿No teme que la moda y el postureo perjudique la causa?

-Es inevitable, por eso hay que tener paciencia y explicarlo bien: sólo queremos la igualdad. De hecho, también las mujeres tendemos a contratar más mujeres que hombres y habría que evitarlo. Habría que valorar a cada quien individualmente por sus méritos. Es, insisto, una cuestión cultural. Por eso hacen falta foros como los de hoy.

- ¿Cómo va a estar esta tarde la paridad? ¿A cuántos hombres esperan?

-Bastantes. Habrá más mujeres, pero los hombres también participan cada vez más en estas reivindicaciones y, cada vez más, entienden el feminismo como lo que reamente es.

    • Entrevista a Marta Aburto, gerente de la aseguradora Segaser El Correo

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